A fuego lento

A fuego lento, en la olla de barro se cocían las sopas hace no muchos años, todo en su tiempo. El aroma impregnaba la casa, que invitaba a la reunión en la mesa donde había un espacio para la risa y la palabra.

Estas sopas que podían ser cremas o estofados te llenaban de energía, vigorosas, nutritivas, y poco a poco en los últimos treinta años se han ido sustituyendo por caldos instantáneos, cocidos en 5 minutos, ya no a fuego de leña o gas.

Pasamos a fuegos eléctricos que cambian el campo electromagnético y pierden su propósito original, y en esta espiral sin sentido donde todo lo queremos rápido, desvitalizado, desconectado del orden de la naturaleza “germina la termomix”, que aparentemente cocina una crema como las de antes, pero después de comerla no hay energía, no hay vitalidad, todo muy rápido, el fuego transferido por fricción, triturado a gran velocidad, totalmente artificial pero con una apariencia ideal.

No sólo las sopas, casi todo en nuestras vidas actualmente parece estar teniendo la energía de una termomix, ¿no será tiempo ya de detenernos, volver a ser, nutrir y vivir todo en su ritmo, de devolverle a la sopa lo que es de la sopa y a la palabra, la reunión y la risa, lo que es de la vida?

Empecemos por tomar una sopa digna.

Emili Espí
editorial Guiaverde, València.