La palabra

No hay nada como ella, su poder es superior al resto; hay quién no sabe usarla, hay quién no quiere usarla, hay quién la usa para hacer mal, hay quién no sabe que sabe usarla, hay quién la usa y cree saber usarla, hay quién nunca dispondrá de ella, hay quién la usa y acierta, y hay quién la usa y falla. Hay que cuidarla, su uso la mayor parte de las veces conlleva el camino más largo y/o más difícil, pero es el más noble, más correcto y más humano. Hay quien discrepa de ella sí, y dicen que ante los problemas la palabra no resuelve nada… No hay problema irresoluble para la palabra, ni camino realizable sin ella.

Sin embargo, hay que ser dinámicos, saber cuándo usar la palabra, cómo usarla, contra quien y con quien usarla; estamos en plena interactuación entre acciones, imágenes y palabras, por tanto busquemos la coherencia en ellas, coherencia con las acciones y que las imágenes que representen mejor a las palabras sean bienvenidas, igual que las acciones que den validez a las palabras. A pesar de los pesares, la palabra siempre lo primero, por delante de acciones e imágenes.

Busquemos la palabra fácil, la difícil, la sensata, la segura, la guerrera, la creadora, la sutil, la alegre, la majestuosa, la simple, la compleja, la violenta, la generosa, la pequeña, la esperada, la inesperada, la típica, la extraña, la efímera, la eterna, la nueva, la antigua, pero busquémosla.
A.Salavert